2.08.2009

Antes de conocerte

por: Marco Tulio Salomón Andrés Castro Quezada

Te dije bella
sin conocerte,y no me equivoqué.
Delicada
figurilla de huesos
te nombré
sin saber de tí,
qué delicia decía:
finura concentrada.
Yo te admiraba a lo lejos,
con el rabillo del ojo izquierdo,
porque el derecho siempre
se ocupa para otras tareas,
y así me perdí de muchas cosas.
Ahora te veo de cerca
y no te diré bella:
le debería a la verdad.

No se qué encanto tendrán tus huesos
que estimulan mis pupilas.

Qué dicha la mía,
admirar esa lucha
entre el maquillaje
y las traviesas pecas
que reniegan por adornarte.
Y ese involuntario movimiento
de fosas nasales
cuando escuchas
algo que no te parece.
No hay quien se cuide
tanto el cabello
como lo haces tu,
que conviertes
ventanas en espejos,
y todo eso admiro yo.

Pero nada es suficiente.
Ahora que estoy cerca,
los ojos no bastan.
Son mis manos, las culpables
de este poema..., y mi nariz
y mi lengua.

Hoy recibí un alegre despertar:
junto a mí, amaneció mi sueter
impregnado con tu olor.
Tanto deleite concentrado
en un sentido, la verdad,
es cosa nueva en mí.
Luego recordé mis manos
tocando las tuyas
y nuestras piernas juntas
arrítmicas,
divertidas.

Luego mi lengua,
siempre bromista contigo
en secreto,
a veces,
te alaba.

Y qué se yo dónde termina o empieza.

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