3.01.2010

Máquina del tiempo.

Todos las mañanas los 30 minutos que recorro de camino a mi trabajo pasan por mi cabeza muchas cosas. Viajo al pasado con tanta facilidad, como si mi cerebro fuese una máquina del tiempo. Y pensándolo bien si que lo es. Funciona a toda velocidad, yo la hago funcionar.

En segundos me voy años atrás, luego a años futuros; después regreso al presente, recuerdo cosas pendientes, planeo mi día. Hago y deshago el mundo, mi mundo, en solo treinta minutos.

Me gusta recordar y lo hago mucho. Por ejemplo, Todos los días paso por un lote baldío que ahorita esta muy verde. Ahí siempre esta un caballo pastando y de fondo el mar azul, tranquilo y resonante. Cada mañana que veo eso no puedo evitar acordarme de Esteban, por el caballo. Pero hoy particularmente recordé el olor de la mar por las mañanas en Bahía. Me remonté hasta ese lugar, hasta el mar tranquilo, la mañana fresca, antojable para nadar. Las risas de aquellos momentos, la serenidad de esa tierra y lo bella que es la naturaleza.

Luego de treinta minutos llego a mi lugar de trabajo y automáticamente la maquina del tiempo se detiene para centrarse en la realidad, un montón de casas por terminar, un ruidajo de maquinas, caoz y lodito presente por las lluvias pasadas.

A esperar los siguientes treinta minutos de regreso a casa.

1 comentario:

Esteban Velázquez dijo...

El momento en que todos nos conocimos marco el inicio de nuestra historia, esa que nos hace recordarnos con un caballo o con unas pecas...
con el mar.
Con las sonrisas que desde hace mas de 5 años nos unen cada día más.
Te quiero mucho :)